martes, 13 de diciembre de 2016

#31 Pichopalo (Parte 2)

Aquí está la primera parte.

VIERNES
No hace falta que se pregunte si su hermano está por allí, porque en cuanto su madre cierra la puerta empiezan los golpes. Axel le grita que se calme, pero nada cambia. Ya no es solo la puerta, todas las paredes parecen temblar ante los golpes de Nic. Su hermano incluso teme que los vecinos se presenten en la puerta para saber qué está pasando.

Axel enciende el portátil para demostrarle a su hermano que aún está intentando ayudarle. Busca la dirección de Helena en Google Maps y ve que no está tan lejos, que podrá ir y volver antes de la hora de la comida, así sus padres no sabrán que se ha ido. Se viste y va hacia la puerta de casa, pero está cerrada y por mucho que lo intenta no se mueve, parece soldada al marco. Desiste y vuelve a su habitación, sin saber qué más hacer. Piensa en buscar a Helena en Internet, pero no sabe su apellido, por lo que apaga el portátil.

-Nic, para ya. Dime qué es lo que quieres.

Unos golpes suenan en la pared al lado de su cabeza, pero esto no significa nada para él. Busca algo con lo que comunicarse con él, pero nada sirve. Empaña el cristal del lavabo para que su hermano escriba algo, sin que haya señales de su presencia. Cansado, se va a comer y al encender el televisor este parece no reaccionar.

-Gracias, hermano.

Friega los platos y cuando vuelve a su habitación se la encuentra toda desordenada: papeles en el suelo, la silla sobre la cama y los juguetes de la estantería repartidos caóticamente en distintas posiciones. Lo único que parece intacto es el portátil y los libros que hay debajo.

-Nic, estoy harto. ¡Déjame en paz!

Empieza a recoger el desorden después de limpiarse las lágrimas y ningún golpe le molesta. Por la tarde vuelve a mirar, esta vez en la habitación de Nic, algo con lo que comunicarse con él. Se le ocurre que puede usar uno de sus posters para hacer una tabla de ouija improvisada, pero como sus padres le pillen se le caería el pelo. Va a salir de allí cuando ve que la puerta del armario está entornada, de forma casi imperceptible. Lo abre y desde lo alto cae una caja que se abre en el suelo, repartiendo todas las piezas, mostrando las letras que tienen dibujadas en una cara. Nic las recoge sonriendo, aunque en parte se maldice por no haber pensado en el Scrabble antes.

Deja la habitación de su hermano como estaba y vuelve a la suya. Después de guardar el juego de mesa, mira el reloj y se da cuenta de que su madre no tardará en llegar. Cuando por fin llega se lo encuentra sentado en su habitación analizando una oración subordinada.

-Seguro que has estado jugando y es la primera vez que abres un libro en todo el día.

-¡Que no, mamá! Si llevo todo el día estudiando.

-Bueno, bueno…

SÁBADO
Ese día lo pasa entero encerrado en su habitación. Mientras desayunan los tres juntos les dice a sus padres que no le molesten, que tiene que hacer y enviar una redacción muy importante antes de las seis. Sus padres le recriminan que ha tenido una semana entera para hacerla, pero él se excusa diciendo que sus compañeros se lo dijeron ayer por la noche y que su profesora está loca y demás. Deja el vaso en el fregadero y se encierra en su cuarto.

Como no está seguro de que sus padres le vayan a dejar solo, pone la silla en la puerta para que les cueste abrirla y cierra la ventana para no oír el ruido de las obras y así escuchar a sus padres si se acercan.

Levanta la tapa del Scrabble y con suavidad va dejando las piezas en el suelo. Espera un par de minutos sin que nada ocurra. De fondo se escucha la serie que están viendo sus padres, algo sobre el FBI, sin duda, y al menos se alivia sabiendo que no le molestarán en un rato.

-Nic, ¿estás ahí? -susurra Axel, aguzando el oído-.

Mientras mira alrededor, al acecho de alguna señal de su hermano, oye el suave rozar de las piezas de madera contra el suelo de parqué, lo que le produce un cosquilleo en el cuello y le hace girarse. Delante suyo se están moviendo las piezas, que forman un HOLA, y se alegra de por fin poder hablar con su hermano. Aunque prefiere que vaya al grano y se deje de saludos. Se le ocurren centenares de preguntas en unos pocos segundos y, ante la indecisión, se decanta por "¿Dónde estás?". OTRO PLANO contestan las fichas. No entiende del todo las connotaciones de esa respuesta, pero al menos sabe que no le habla desde el cielo o el infierno. 

-¿Qué quieres de mí?

DESPEDIRME. Y en ese momento nota algo frío en su mejilla, y por primera vez se pregunta si la razón por la que había enfermado había sido ese frío…

-¿Qué te pasó?

NO LO SE. Ni siquiera él comprende lo que le había pasado... Creía que por fin descubriría el motivo de su muerte, aunque no pudiera constárselo a sus padres porque no le creerían. Antes de poder formular otra pregunta, las piezas empiezan a moverse solas en el suelo, HELENA.

-¿Quieres que hable con ella?

SI. VE A CASA. CUENTALE. TODO.

-¿Y qué les digo a papá y mamá? Tengo que pensar una excusa.

VE

-Ya lo sé, tranquilo. Iré el lunes después de…

NO. VE YA.

-¡Nic, que no puedo ir así por las buenas! -sube la voz, que ahora es más que un susurro, pero espera que sus padres no lo hayan oído-.

RAPIDO .

-¿Por qué? ¿Qué prisa hay?

ME PERSIGUEN. CAZADORES.

-¿Quiénes son esos?

VE YA.

Las letras de VE YA se alzan uso centímetros en el aire y caen, haciendo más ruido del que deberían.

-Para. Te estoy diciendo que iré.

VE YA. VE YA. YA. YA. YA. Una y otra vez las letras golpean el parqué mientras Axel intenta cogerlas en el aire. Y cuando lo consigue todas las letras empiezan a hacer lo mismo, golpeándolo todo. 

La puerta se abre detrás suyo, empujando la silla, y todas las piezas dejan de moverse.

-¿Qué estás haciendo? -su padre entra en la habitación y la madre le sigue a escasos metros-.

-Nada. Los deberes. Me acaban de decir que tengo que hacer una cosa con el Scrabble.

-¿El qué? -su madre le mira incrédula, y al mirar la caja se da cuenta de dónde proviene ese juego-. ¿Y se puede saber por qué lo has cogido de la habitación de tu hermano? Sabes que no me gusta que entres ahí.

-Pero… -se queda con la boca abierta sin decir nada más, porque está harto de mentir a sus padres-.

Agacha la mirada y deja que su madre le meta la bronca. Recoge todas las letras desperdigadas por el suelo y devuelve el juego a su sitio. Está toda la tarde en su habitación, pero esta vez con la puerta abierta, sus padres le han prohibido cerrarla.

DOMINGO
Se despierta pronto, pero espera a que sus padres acaben de desayunar para salir de su habitación. Cuando ya ha acabado de hacer la cama les dice que ha quedado con unos amigos de clase, pero que no tardará mucho. Se va rápido, casi sin mirarlos, no soporta tener que mentirles otra vez.

Tarda 10 minutos en llegar a casa de Helena, comprobando dos veces la dirección antes de llamar al timbre.

-¿Sí? -la voz de una mujer responde desde el interfono-.

-Soy amigo de Helena, ¿me deja pasar?

Un zumbido avisa de que la puerta está abierta y sube por las escaleras. En el tercer piso una mujer le espera apoyada en el marco de la puerta, con un pañuelo en la cabeza.

-¿Es usted la madre de Helena?

-Sí. ¿Y se puede saber quién eres tú? No te había visto nunca.

-Me llamo Axel, me gustaría hablar con su hija.

La mujer le deja pasar y le lleva hasta el comedor. En el pasillo se acumulan bolsas de basura a los dos lados, dejando solo un poco de espacio para que quepan los pies.

-No pongas esa cara, chico, es lo que hay. Mi ayudante viene solo los lunes.

-Y Helena… ¿dónde está?

-¿De verdad eres su amigo? Mi Helena desapareció, creía que tú sabrías algo de ella.

-Me temo que no, lo siento…

La mujer se sienta en una butaca del comedor y Axel se sienta en una silla de madera, lo más alejado de aquella mujer posible.

-Y bien, ¿por qué has venido?

-Quería hablar con su hija. En verdad era mi hermano quien la conocía y me ha pedido que hable con ella.

-¿Y por qué no viene él?

-Es complicado…

Están un rato sin decir nada, Axel mirándose los pies, pensando en qué hacer. Su hermano muerto y su supuesta novia desaparecida, no podía ser coincidencia.

-Bueno, chico, si vas a estar todo el día callado será mejor que te vayas. Estoy demasiado cansada como para estar de canguro.

Axel se despide con rapidez, pidiéndole disculpas por molestarla, y abandona el edificio. Al volver a su casa sus padres están viendo una serie y, efectivamente, es sobre el FBI. Le preguntan cómo ha ido y con quién ha estado. 

-Bien. Con los de siempre.

Entra en su habitación y en el suelo, sin saber cómo han llegado hasta allí, unas letras de Scrabble juntan la palabra CAZADORES. En ese momento sabe que no volverá a hablar con su hermano.

Guillermo Domínguez

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