martes, 14 de junio de 2016

#22 Barcelona 2121

Escribe un relato que tenga lugar durante una tormenta.

La luz del sol se fue escondiendo entre la negrura de las nubes, ocultándola, y eso era exactamente lo que quería. En todas partes la gente corría hacia sus casas, y los que ya estaban allí tapaban desesperadamente las ventanas con todo lo que podían encontrar a su alrededor. Se acercaba la decimotercera tormenta del año, y según las estadísticas sería la peor de todas. Algunos expertos ya habían intentado prever los daños, y estos eran incalculables. Se había recomendado encarecidamente a todo el mundo que se refugiaran donde fuera, por lo que las calles cada vez estaban más vacías.
Sarah se imaginaba invisible, paseando tranquilamente, dejando atrás las vespas que podían llevarle a su refugio. Unas gotas empezaron a caer sobre sus pómulos, y fueron cayendo, camuflándose entre sus lágrimas. Oyó unos pasos rápidos detrás de ella, y pensando que provenían de alguien que no había sido previsor, no se giró.
De pronto notó unas manos en sus hombros, que la giraron con fuerza. Allí estaba Mid, intentando recuperar el aliento. Ella intentó soltarse del tirón, pero la tenía tan fuertemente agarrada que no pudo escapar.
-¡¿Estás loca?!
Estaba claro que lo estaba, ¿por qué sino iba a salir a la calle en un momento tan peligroso? Pero no le importaba.
-¿No me vas a responder? Estábamos todos preocupados, te hemos estado esperando durante horas, creíamos que te había pasado algo grave.
-¿Y cómo me has encontrado, Midron?
-No lo sé, la verdad, he tenido como una premonición o algo por el estilo. Y no me llames así, por favor, sabes que lo odio.
-No me lo creo. Seguro que llevas meses espiándome, no me extrañaría que fueses tú quien me deja moscas muertas en la repisa de la ventana…
-¡Te lo digo en serio! Mientras comía el pastel que nos ha hecho Grit he notado algo extraño y te he visto paseando, ha sido muy raro. Y ahora volvamos, por favor, que Solaris y Ta están poniéndose de los nervios.
La cogió de la mano y se la llevó de allí, mientras el cielo parecía estar rugiéndoles. De repente el cielo estalló y empezó a diluviar encima de ellos. Aún cogidos de la mano corrieron en dirección a la mansión de Mid, que no estaba muy lejos, pero la carrera les pareció eterna. Por el camino una bolsa con unos polvos blancos cayó del bolsillo de Mid, pero no se paró a recogerla, pues la vida de ambos estaba en peligro. Cuando llegaron allí estaban empapados, y Ta les abrió la puerta, sonriendo entusiasmada por su regreso. Les abrazó con fuerza, a pesar de lo mojados que estaban. Ella era así, siempre tan radiante.
Todos se alegraron de que hubieran llegado a salvo, pero no les duró mucho el sentimiento, porque ya había empezado el partido de plitz. Se sentaron todos en el sofá, con Permi, la perrita, a sus pies. No se preocuparon porque su amiga acababa de intentar suicidarse, ni de que hubieran perdido la droga (aunque discutieron después por eso). Eran felices mientras estuvieran entretenidos. Lo demás no importaba.
Fin.

(Este relato no es más que una parodia de una de las primeras versiones de la novela que está escribiendo Marina, aunque ya no se parece en nada a esa versión, la verdad. A ver si así se anima a escribir más y acaba antes, es mi Novo de Avellaneda :P)

Guillermo Domínguez

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