jueves, 17 de noviembre de 2016

Capítulo 1: Postrimería o El origen de todo

Aprovechando que me ha tocado inaugurar esta nueva sección, me gustaría hablaros de un relato muy especial para mí: Postrimería. Este fue uno de los primeros relatos que escribí de manera más seria, hasta entonces solo había escrito el inicio de decenas de novelas que no habían llegado ni a las 10 páginas (y pocas eran las que llegaban a tanto). Pero que no escribiera en serio no significa que no creara, porque nunca he dejado de crear mundos e historias, pero no conseguía plasmarlos de la manera que quería. No me convencían como estaban escritos, y los empezaba una y otra vez hasta que dejaba la historia estancada y se perdía entre mis recuerdos.
El origen de Postrimería, aunque suene a cliché, fue a través de un sueño. Ese sueño también lo plasmé, aunque cambié varios detalles, en Ocaso, y acabé dándole otro trasfondo (finalmente es un sueño de Will, obsesionado con el niño que despareció en Litha).
En este sueño yo estaba en una especie de parque de atracciones, y me subía a la montaña rusa. Cuando esta estaba en el punto más alto, se desplomaba y yo caía con ella, pero al aterrizar no me había hecho ningún daño. Miraba a mi alrededor pero no veía nadie, hasta que, investigando un poco, veía a alguien bajar unas escaleras. Me decidí a bajarlas y allí había una especie de sala de espera, donde había bastante gente. Aquí es donde empieza a cambiar el sueño del relato, porque en mi sueño nos cansábamos de esperar y decidíamos jugar a una especie de balonmano (no me preguntéis por qué, yo tampoco logro comprenderlo). Poco a poco me empezaba a dar cuenta de que las paredes y las camisetas de la gente se estaban volviendo rojas, y fue cuando comprendí que estaba muerto, y había acabado en el infierno. Completamente asustado, corría escaleras arriba y llegaba al exterior, donde había gente. Empezaba a gritarles y a moverme delante suyo, pero nadie me veía, a excepción de una señora en silla de ruedas que reía sin parar: estaba loca. Aquí mi sueño vuelve a degenerar, porque varias personas también intentan subir las escaleras y yo las intentaba parar tirándoles sillas que habían aparecido de la nada. Y supongo que me desperté poco después.
Este sueño me encantó, a pesar del miedo que había pasado, y fue lo que me impulsó a escribirlo. Al principio se convirtió en varias redacciones del instituto, que aproveché para ir probando varias cosas, hasta que decidí dejar solo la esencia y cambiarlo todo. 
Y dándole vueltas acabé convirtiendo este sueño en una actualización del mito de Caronte, que es como ha acabado definitivamente. Presenté este relato al concurso literario de mi instituto, pero no gané. Y fue gracias a esto que decidí escribir más, intentando mejorar con cada relato que escribiera. A día de hoy aún no he ganado ningún concurso de relatos ni nada parecido, y sigo escribiendo para mejorar. 
Postrimería sentó las bases de lo que acabaría llamándose "Diégesis", el nombre que le he puesto al mundo que he creado, y donde se sitúan la mayoría de relatos que hay en este blog. Me gusta ver como los diferentes personajes que he creado a lo largo de los años se relacionan entre sí, como van creando una historia conjunta desde sus diferentes puntos de vista. Como he dicho antes, nunca he dejado de imaginar, aunque no escribiera, y a partir de Postrimería esas historias enterradas en el fondo de mi memoria volvieron a surgir, muchas de ellas algo cambiadas, y fue cuando empecé a escribir con más ganas.
Me estoy alargando mucho para la moraleja a la que quiero llegar: escribe. Ya, no es demasiado profunda, pero es lo que quiero deciros. Nada debe impedir que creéis aquellos que os guste, ni el fracaso ni siquiera vosotros mismos. Así que, si de verdad quieres escribir, ponte a hacerlo ya.

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