martes, 5 de julio de 2016

#43 El mito de la pantalla

Escribe una metáfora sobre el primer objeto que veas al apartar tu mirada de la pantalla. Haz un relato que la integre.

(No sé si es trampa, porque al apartar la mirada de la pantalla del portatil he visto la pantalla de la televisión...)

Imagina un grupo de personas que llevan viviendo en el mismo lugar desde que nacieron. Su hogar es una estrecha cueva, y están atados de pies y manos a las paredes. Delante de ellos hay colocadas grandes pantallas que rezuman multitudes de colores deslumbrantes. Las miran embelesados, admirando las representaciones que allí se muestran. Nunca se han movido de esas cuatro paredes ni han visto algo que no fueran un conjunto de píxeles en movimiento con sonidos, por lo que no han tenido motivos para cuestionarse nada. Creen que lo real es aquello que se muestra en las pantallas. Cada vez más nuevas, más grandes y más planas. Incluso se diría que pueden tocar esas formas con las manos, si pudieran despegarlas de su cuerpo. Sombras de la realidad que se hacen pasar por el modelo original, si acaso existe.
Ahora imagina lo que pasaría si alguno de los habitantes de la habitación fuera despojado de pronto de sus cadenas, ya sea por alguna fuerza externa o por propia voluntad. Saldría del lugar y podría comprobar con sus propios ojos la realidad que le había sido escondida y falsificada mediante burdas representaciones. Al principio le dolerían los ojos, pues ha pasado la vida entera ante el simple reflejo proyectado en su retina. Intentaría huir hacia su resquicio de seguridad, pero le mostrarían la belleza que se esconde en el mundo exterior.
Ante esta nueva visión de la realidad, se sentiría libre por fin e intentaría que sus antiguos compañeros pudieran disfrutar de esas mismas vistas. Algunos no le creerían, porque los que no se mueven no notan las cadenas. Pero al introducirles alguna duda sobre su vida hasta el momento, muchos de los encadenados intentarían matarle, para así perpetuar su simple existencia, tan real para ellos.
Volverían todos a mirar aquellos imágenes frías pero móviles. Y serían felices, porque a veces la representación son muy reales, incluso más reales que la propia realidad.
Si tan siquiera vieran sus cadenas detenidamente verían que no están realmente allí, que nadie les obliga a creer las mentiras que han oído desde niños. Se darían cuenta de que han estado toda su vida limitados por causa ajena, sin dejar todo su potencial en libertad. Si tan siquiera se hicieran preguntas...


Guillermo Domínguez

2 comentarios:

  1. Me ha gustado mucho tu relato, tanto la idea como la forma de expresarla. Gracias por compartirlo. :D

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