jueves, 28 de julio de 2016

#34 Psicrófilo

Escribe un relato sobre un personaje con tu edad actual en su cumpleaños.

Querido Iván, 

El mundo acabó ayer. Esta mañana nos ha llegado el último mensaje de la Tierra, en la que decía que se daba por vencida. Se les está acabando el combustible para mantener encendidos los gigantescos motores, pequeñas chispas que no han sabido prender ninguna llama. Sin esa energía el sol no será suficiente para manteneros con vida... Aunque ya debes saber todo esto. Ni siquiera puedo imaginar lo que tienes que estar pasando en la Antártida, espero que al menos tus investigaciones estén siendo exitosas.

Sé que ya no podré hacerte llegar esta carta, ni siquiera sé si las demás te han llegado, o al menos no has podido contestarme. Pero me gusta poder expresar todo lo que pienso, e imagino las caras que debes poner mientras lo lees. En estos momentos me siento a tu lado, y eso es lo que importa.
En mi última carta te dije que estábamos a punto de llegar a nuestro destino, y así fue. Era un páramo desolado. Nuestros escáneres y cálculos predijeron abundante vegetación y agua, pero solo había de lo último y estaba congelada. Trajimos algunos bloques para nuestro viaje, estoy harta de esta agua procesada que nos hacen beber. Aunque ni siquiera sabemos si podremos beber del líquido extraterrestre.

Por consejo decidimos quedarnos aquí hasta que fijemos otro punto en nuestra ruta. Los científicos llevan desde entonces encerrados, buscando como locos otro trozo de universo habitable. Como bióloga les he estado ayudando, aunque hasta que no lleguemos a tierra firme mi trabajo no es estrictamente necesario. Supongo que intentan mantenerme ocupada. Ayer Yuri (la astróloga japonesa de la que ya te he hablado alguna vez) me llamó en plena noche diciendo que había encontrado nuestro hogar. Fui corriendo hacia su cubículo, donde llevaba días sin dormir mirando mapas espaciales. Me dijo que en el extremo oriental de la Enana de Fénix hay un pequeño planeta que cumple con todas las características necesarias. Se encuentra a más de 140 millones de años luz. Aún no lo ha presentado al consejo, porque quiere estar segura al 100%, pero cree que es la única opción viable. A ver si esta vez es verdad… Supongo que deberemos entrar en criosueño durante mucho tiempo. De camino aquí no hizo falta por lo relativamente cerca que nos encontrábamos, pero ahora nos pasaremos una buena temporada en cama. Ya lo probé en el entrenamiento y no es agradable: cuando te despiertas se te han atrofiado los músculos y tienes un hambre enorme. En cuanto sepa algo te lo diré, pero ya sabes lo indeciso que es el consejo... 

Espero que estés bien, o que al menos no sufras demasiado, no quiero pensar en cómo debes estar ahora mismo. Supongo que la casa de nuestros padres seguirá abandonada, como todas las demás de nuestro pueblo. ¿Aún viven todos en la capital?  Recuerdo cuando nos llevaban de pequeños, lo bien que nos lo pasábamos en la playa, y lo que nos dolía el cuello después de quedarnos mirando embobados los rascacielos. ¿Te acuerdas de cuando aquel hombre construyó un sol gigante con arena? Nunca habíamos visto nada parecido, pero intentamos copiarlo sin éxito. Quién nos iba a decir que iba a ser ese mismo astro el que nos iba a separar y a llevar a nuestra posible extinción...

Pero dejémonos de drama, ¡que mañana es tu cumpleaños! Seguro que creías que ya no lo recordaba con todo el rollo que te he echado. Pues que sepas que tienes un archivo adjunto esperando al final de este mensaje, espero que los disfrutes.

Te quiere, tu hermana,

Cynara



La puerta se abre y alguien entra, pero está bien escondido detrás de las últimas cajas, así que no cree que haya peligro. Apaga el móvil por si acaso, a la espera de que se vuelva a quedar solo en ese frío almacén. Por lo menos también funciona como despensa, así que estará bien alimentado durante el tiempo que dure el viaje. El criado (o eso es lo que le parece que es el hombre que ha entrado) coge una caja grande y se marcha de allí, permitiéndole que siga leyendo el mensaje de su hermana. El archivo adjunto es el vídeo de un pastel con 19 velas que se apagan al cabo de unos segundos. Cree que ya ha acabado cuando de la tarta empiezan a salir fotografías de ellos dos de pequeños. Sonríe mientras recuerda esos grandes momentos, como cuando se disfrazaron de poni en carnaval o las navidades en casa de sus tíos de Florencia.

Lamenta no poder responderle, pero teme que intercepten el mensaje desde la sala de mandos o algo por el estilo. Se había colado en la nave cuando se enteró de que era la última que quedaba en la Antártida, pero el elevado precio del billete le hacía posible entrar de manera legal. Así que allí está, rumbo al destino que había emprendido su hermana, sin saber el capitán y sus subordinados que allí encontrarían la misma muerte helada que la que les habría deparado el quedarse en la tierra.

Sabe que algún día le pillarían, y será entonces cuando usará esa baza, a la espera de que no decidan meterlo en el calabozo o abandonarlo en el planeta de hielo. Si ha podido sobrevivir en un mundo en crisis al borde la muerte, podrá hacer lo mismo en ese barco de ricachones. 

Guillermo Domínguez

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